El MERCADO soy yo — Parte 2
Por Tomás CharlesParte 2 (Homo in-economicus)
En el post anterior concluimos que, a ojos de la cultura general, cuando se trata de invertir en una vivienda “lo propio es lo que nos hace libres, y la libertad lo vale todo. ¡Incluso una deuda a 30 años!”
Pero ¿es esta una conclusión racional?
Primero que todo, comprar una propiedad no tiene por qué ser una mala idea per sé. Lo que se pone en duda es que siempre sea el camino a seguir.
Probablemente has escuchado:
la casa propia es la inversión más importante de la vida
Pero ¿es una casa propia siempre una buena inversión?
Si miramos los retornos históricos del mercado inmobiliario hasta septiembre de 2018, se situaron en 6,2% en EE. UU. Por otro lado, la bolsa americana según S&P y el Dow Jones en el mismo periodo, rentó en promedio un 18%. (Fuente)
Podría argumentarse que la bolsa es más riesgosa, justificando rentabilidades más altas. Pero, si bien el mercado inmobiliario en su conjunto es más estable, cuando alguien es dueño de una propiedad, sólo tiene “acciones” de esa casa.
Sería como invertir millones en la bolsa, pero en una sola empresa 😵
A menos que inviertas en un portafolio ultra diversificado de propiedades de todo el mundo. Si te interesa eso, te recomiendo mirar Wallstate👈
Pero para bajarlo a números🤓:
Según Forbes en 2018 el riesgo de la inversión inmobiliaria está a la par con un portafolio de 60% acciones y 40% bonos.
Es decir, no es más seguro que la mayoría de las inversiones en la bolsa, pero renta 1/3.
¡Es más! Entre 1890 y 1990, los precios de viviendas en EE. UU., corregidos a la inflación, apenas mostraron cambios y mostraron pérdidas en los 2000. (Fuente)
Los precios de las viviendas aumentan, a lo sumo, al mismo ritmo del crecimiento de los sueldos a largo plazo. Si las viviendas se aprecian más rápido que el crecimiento de los sueldos, se vuelven inasequibles a menos que se produzca un deterioro permanente del tamaño y la calidad promedio de las viviendas. (Beracha y Johnson)
Estudios de Case, Quingley y Shiller en los 90s y Berracha y Skiba en 2010, demuestran que el ignorar los costos de mantención, y el efecto de la inflación, generan la falsa idea de que las propiedades producen dinero de la nada.
Y de paso arrendar se ve de manera negativa, popularizando frases como “arrendar es botar plata”.
En su investigación, Beracha y Johnson estudiaron el fenómeno entre 1978 y 2009 en EE.UU, llegando a la siguiente conclusión:
El 79% del tiempo, fue más rentable arrendar que comprar una propiedad.
Suponiendo que se invirtiera el pie y los costos de mantención en la bolsa americana* ☝️
Incluso en esos contados casos rentables, los propietarios no se vuelven arrendatarios al vender, sino que pasan directamente a la compra de otra vivienda en un mercado inflado, suprimiendo sus ganancias. (Fuente)
A la luz de estos datos podemos recordar las palabras de David Hume:
La razón es, y debe ser, esclava de las pasiones, y no puede pretender otro oficio más que servirlas y obedecerlas.
Hume, quien era muy amigo de Adam Smith, presagiaría uno de los problemas fundamentales de su sistema. Si somos guiados principalmente por nuestras emociones, la teoría de un mercado informado y racional, se vería inhabilitada.
Queda entonces abierta una de las preguntas que ya rondaba en la cabeza de Smith:
¿Cómo alcanzar una economía que sea, a la vez, rentable y humana?
El primer paso es crear un mercado informado, organizado y eficiente. En URVANA creemos que eso se puede lograr con tecnología. Y lo estamos haciendo en el mercado inmobiliario.
No te pierdas la parte 3 para ver qué pasa con la tecnología en este mercado.